martes, 19 de febrero de 2008

La inmortalidad del alma


Bajo el beatífico cielo, el cordero inmolado concibió que lo sentenciado fuera redimido sin que mente humana lo hubiera sugerido, y así, inflamando aquellos corazones justificados, quedaron todos los que se atrevieron a vivir sobrenaturalmente, divinizados. Justificados sin que nadie lo hubiera sugerido, Imbuyéndonos en nuestro interior, siendo nada nos hizo inmortales, porque en un pensar, existimos, más nunca desapareceremos, a que tanta misericordia no merecida, que al hijo entregó aquel que ya sabía desde el principio, cuanto le fallaría su propia creación, que al igual nos creó, para sufrir quien no sufrió.


Ojos que no ven, oídos que no oyen, que de tanto meditarte quizás vean o se abran los sentidos sin sazón. Que cuanto más me aferro a criatura más me alejo del creador, mea culpa que razono lo que nunca merecí y si así siguiera cavilando más "nada" me hiciese yo, que de la nada existí y un infierno merecí. Entre luces y sombras vamos por ahí, que cuanto más te conozco más quiero de ti, único sentido sin igual, que con un solo mirar arrobado quedé y que ya no hay cosa que deleite, si no es tu vida en mi ser.


Innumerables son las experiencias místicas expresadas por los santos, tanto, que el verdadero sentido de lo vivido, al querer plasmarlo en los libros termina perdiendo el carácter esencial de lo experimentado. Es que todo lo que viene de Dios jamás se podrá expresar debido a que supera ampliamente el razonamiento humano. Todo esto llega a tal punto, que dejando en esas almas tanta tristeza, rara vez logran sobreponerse dejándolos sumergidos en un estado de amargura inacabable. Recordemos a Santa Teresa de Avila entre otros, que ya no querían vivir mas en este mundo, queriendo dejar todo definitivamente para unirse con su creador.


Incomprensibles realmente son los caminos de aquel que se inmoló por puro amor, y de no ser así, todo perdería sentido. La vida se recobra al perderla, el que se pierde a sí mismo se encuentra y lo insustancial se hace sustancia, cuando sondeando la realidad desde otro ángulo, desde la piedra angular, las cosas recobran su verdadero sentido.


El alma fue creada inmortal, por eso a medida que se va uniendo a su creador la materia se va desvaneciendo casi como divinizándose con el todo. Como olvidar aquellos cuerpos que vencidos por el amor profesado a Dios, venciendo la gravedad, se deslizaban a metros del piso o quedaban suspendidos por los aires sin lógica alguna. Oh, Dios, que te haces todo en todos, que sorprendes a tus siervos exaltándolos a una categoría inimaginable, que descubres en ellos el velo que nos separa de vos, que haces traslucir las luces inmortales de la unión beatífica que se celebraran algún día en tu fiesta eternal.

1 comentario:

Zoe White dijo...

Gracias por tu comentario, Si yo lo escribí y no lo he copiago de nadie ;)...
Gracias nuevamente y Cuidate