martes, 26 de febrero de 2008

La paciencia


Hermosa virtud, amada por aquellos que desean alcanzar esas colosales cumbres insospechadas por los que no son capaces de abismarse al mundo de la gracia.
Nos enseña Santa Teresa que la paciencia todo lo alcanza, que hermosa virtud inacabable en sí misma, que amada y tan necesaria en tiempos de contrariedad y vulnerabilidad.

San Buenaventura de Potenza, había sido enviado a barrer los atrios del convento por su superior, quién le dijo que no dejara de hacerlo hasta nuevo aviso, atareado por las obligaciones, olvidó por completo deshacer la orden de seguir limpiando, al punto que habiendo terminado de cenar se marchó a su celda a descansar. Al día siguiente, al despertar, recordó su olvido accidental y conociendo al hombre de Dios corrió a su encuentro. Buenaventura seguía pacientemente barriendo como se le había ordenado. Nos damos cuenta rápidamente que esta virtud llevada al limite desborda nuestro entendimiento y nuestras fuerzas, porque proviene de aquel que pacientemente acepto el suplicio de la cruz. Pero no hay que confundir paciencia con resignación, puesto que en la resignación aceptamos las cosas sin esperar nada y con la paciencia se espera cualquier cosa, aunque no tenga solución. Paciencia y fe fueron siempre de la mano, inseparables desde los primeros tiempos.


"Todos alaban la paciencia, pero pocos quieren padecer"

Por eso son tan provechosas las contrariedades de la vida, ellas no ayudan a perfeccionar la virtud de la paciencia, la Biblia nos dice: "Nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia", Romanos 5. Dichosos aquellos que la practican, jamas quedarán defraudados, porque ella viene de Dios, ayuda, fortalece y engrandece al alma que la busca con sinceridad, hace fuerte y robustece a aquellos que la buscan.


En una ocasión unos hermanos que fueron a visitar a un santo anciano que vivía en un lugar desierto. Y junto a la ermita encontraron a un muchacho que cuidaba los rebaños y profería palabras muy groseras. Los hermanos consultaron sus asuntos con el anciano aprovechándose de sus respuestas y luego le dijeron: «Padre, ¿cómo aguantas a estos chicos y no les impides este alboroto?». El anciano les contestó: «Hermanos, creedme, que desde hace varios días estoy pensando en mandarles callar, pero me digo a mí mismo: "Si no aguanto esta bagatela, ¿cómo podría soportar una prueba mayor, si Dios permite que se me presente?". Y por eso no les digo nada, para acostumbrarme a sobrellevar todo lo que me pueda suceder». Que maravilla poder llegar a proclamar esta verdad. Humildad, paciencia, obediencia, como poder separarlas o cultivarlas desunidas, como decía el Santo Cura de Ars, "las virtudes han de ser como las perlas del rosario, quitad una sola y todas se caerán".



El Catesismo nos enseña: 1832 Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: "caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad" (Gál 5,22–23, vulg.)

Para terminar mencionemos esta hermosa virtud reflejada en Luisa Piccarreta; "Pero una cosa es cierta: que Luisa, en cierto momento de su vida, adquirió una paz interior, una calma serena que se proyectaba hacia el exterior e impresionaba a quien tenía la suerte de conocerla y hablar con ella. Todo podía suceder en torno a ella sin que nada la alterara nunca. Cuando fue condenada por el Santo Oficio, en 1938, todos se asustaron, todos se agitaron, clero y fieles. Parecía que un terremoto hubiera sacudido y abatido un gran edificio. Pero Luisa permaneció tan tranquila como siempre, serena, como si el caso no la afectase. Dócilmente se sometió al querer de la Iglesia, entregó al encargado del Santo Oficio todos sus manuscritos, y prosiguió su vida plácida, serena, en oración, continuando su trabajo de bordado con bastidor".

viernes, 22 de febrero de 2008

Fe a ciegas


Si dejáramos de utilizar el razonamiento en las cosas espirituales, en las encrucijadas que la vida nos presenta a diario, quizás podríamos ennoblecer nuestra fe sin mancharla con la pesadumbre característica que nos impide el acceso a Dios. Descubrir que realmente nada es imposible, es abrirse a una vida nueva, a la vida de la gracia, es romper con los limites naturales que obstaculizan al alma volar. Solo venciéndonos a nosotros mismos podremos prepararnos para las contiendas de la existencia humana y haciéndonos violencia alcanzar a romper los limites humanos y deslizarnos hacia las cimas mas altas de la espiritualidad, pero teniendo en cuenta que allí solo encontraremos desierto y soledad, donde habita sola, muy sola la virtud. Es de saber que sin cruz no habrá jamas resurrección, de ahí se desprende una encarnizada lucha sin fin, cueste lo que cueste, a pesar de todo, a pesar de uno mismo. Y que aunque el sol se apagara, la luna desapareciera, la tierra se abriera y se acabara el oxigeno, aunque toda la raza humana dijera que no hay Dios y se comprobara científicamente, debiéramos seguir creyendo. Porque Creer es ir mas allá de la razón, es romper con los limites Inherente al hombre, es dejar la lógica circundante, es abrirnos a nuevos horizontes donde nos deslizamos sin piernas, donde nos apoyamos sin bastón, donde miramos sin ojos, por eso en el reino de los cielos las cosas son al revés, el que quiera ser el primero que se haga servidor de todos, quien quiera saber vivir, que viva para servir y los que quieran los primeros lugares que se sienten en los últimos.

De la misma manera discurre la política de los santos que no se conformaron con cumplir ciertas reglas como podría ser la misa dominical y la justicia y utilidad de sus operaciones sólo se conocieron por los efectos. Es que estos pilares se atrevieron a desafiar al orden natural de las cosas dejando destilar desde lo más hondo la incontrovertible fe de aquellos verdaderos maestros de la vida. Veamos a San José de Cupertino:

"Cuando en cierta ocasión una tormenta con granizo asoló la región y mató a casi todas las ovejas de la aldea donde estaba su convento. Los campesinos fueron a contarle su desgracia. José fue tocando una a una a las ovejas muertas, diciéndole: "En nombre de Dios, levántate". Y todas revivieron. Una de ella vuelve a caer y José la increpa: "levántate y permanece viva".

San Francisco Javier:

Mientras navegaba en el archipiélago de Las Molucas se produjo una gran tormenta, Francisco Javier introdujo el crucifijo en las aguas y éstas se calmaron.

Cuando entre los oyentes los había de varias lenguas, cada uno lo oía en la suya.
Un día se celebra un duelo, uno de los contendientes está malherido a punto de morir; Francisco le pregunta si está dispuesto a perdonar a su adversario y le responde que no. Nuevamente le pregunta: "Y no perdonarías si Dios te conserva la vida?". El moribundo dice que sí. "Pues, vivirás" dice Francisco. Y el milagro se produce.


Santo Domingo de Guzmán

Uno de los milagros más conocido es aquel donde Domingo hecha al fuego un libro y un hereje arroja uno de sus libros también al mismo fuego. El libro del hereje se consume instantáneamente y el del santo no.

Resumen

Dejemos que nos hable Santa Teresa de Lisieux sobre la santidad:

"La santidad no consiste en tal o cual práctica, sino en una disposición del corazón (del alma) que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra insignificancia y confiados hasta la audacia en la bondad del Padre."

Ahora a Santa Teresa de Jesús:

"...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que nosotros..."

martes, 19 de febrero de 2008

La inmortalidad del alma


Bajo el beatífico cielo, el cordero inmolado concibió que lo sentenciado fuera redimido sin que mente humana lo hubiera sugerido, y así, inflamando aquellos corazones justificados, quedaron todos los que se atrevieron a vivir sobrenaturalmente, divinizados. Justificados sin que nadie lo hubiera sugerido, Imbuyéndonos en nuestro interior, siendo nada nos hizo inmortales, porque en un pensar, existimos, más nunca desapareceremos, a que tanta misericordia no merecida, que al hijo entregó aquel que ya sabía desde el principio, cuanto le fallaría su propia creación, que al igual nos creó, para sufrir quien no sufrió.


Ojos que no ven, oídos que no oyen, que de tanto meditarte quizás vean o se abran los sentidos sin sazón. Que cuanto más me aferro a criatura más me alejo del creador, mea culpa que razono lo que nunca merecí y si así siguiera cavilando más "nada" me hiciese yo, que de la nada existí y un infierno merecí. Entre luces y sombras vamos por ahí, que cuanto más te conozco más quiero de ti, único sentido sin igual, que con un solo mirar arrobado quedé y que ya no hay cosa que deleite, si no es tu vida en mi ser.


Innumerables son las experiencias místicas expresadas por los santos, tanto, que el verdadero sentido de lo vivido, al querer plasmarlo en los libros termina perdiendo el carácter esencial de lo experimentado. Es que todo lo que viene de Dios jamás se podrá expresar debido a que supera ampliamente el razonamiento humano. Todo esto llega a tal punto, que dejando en esas almas tanta tristeza, rara vez logran sobreponerse dejándolos sumergidos en un estado de amargura inacabable. Recordemos a Santa Teresa de Avila entre otros, que ya no querían vivir mas en este mundo, queriendo dejar todo definitivamente para unirse con su creador.


Incomprensibles realmente son los caminos de aquel que se inmoló por puro amor, y de no ser así, todo perdería sentido. La vida se recobra al perderla, el que se pierde a sí mismo se encuentra y lo insustancial se hace sustancia, cuando sondeando la realidad desde otro ángulo, desde la piedra angular, las cosas recobran su verdadero sentido.


El alma fue creada inmortal, por eso a medida que se va uniendo a su creador la materia se va desvaneciendo casi como divinizándose con el todo. Como olvidar aquellos cuerpos que vencidos por el amor profesado a Dios, venciendo la gravedad, se deslizaban a metros del piso o quedaban suspendidos por los aires sin lógica alguna. Oh, Dios, que te haces todo en todos, que sorprendes a tus siervos exaltándolos a una categoría inimaginable, que descubres en ellos el velo que nos separa de vos, que haces traslucir las luces inmortales de la unión beatífica que se celebraran algún día en tu fiesta eternal.

lunes, 18 de febrero de 2008

Mira en tu interior


Déjate abrazar por el fuego del Espíritu Santo, que te consuma ese Fuego Santo, no intentes apagar más esa hoguera, esas llamas que queman para purificarte, para santificarte, porque sin ese fuego jamás verás veras su rostro. Mira que Él está en la cruz ahora por vos, contempla sus clavos y la sangre que corre por todo su cuerpo, piensa cuanto dolor siente y que casi no puede respirar, y todo esto para salvarte a vos y mi. Hasta cuando seguiremos viviendo una vida relajada, hasta cuando seguiremos practicando una religión llena de costumbres y sin contenidos.

"Aplica tu mente al espejo de la eternidad; y pon tu alma en el esplendor de la gloria, y tu corazón en la figura de la divina substancia; y transfórmate totalmente por la contemplación en la imagen de su divinidad, para que también experimentes lo que experimentan los amigos cuando saborean la dulzura escondida que el mismo Dios reservado desde el principio para los que lo aman"

Carta tercera de Santa Clara a la Hermana Inés

Entremos en los ríos infinitos de la Majestad, Él puede darnos más de lo que imaginamos, dejemos nuestros egoísmos para adentrarnos en los misterios divinos, en las fuentes sagradas necesarias para cualquier alma, transformémonos en seres espirituales, divinicémonos en aquel que es divino, contemplemos y llenémonos de esa fuente viva, cambiando todo razonamiento por comunicaciones silenciosas y faltas de palabras, pero llenas de comprensión absoluta sin margen de errores, acariciemos la substancia, el néctar de la vida, volemos sin límites buscando la absoluta unión con Dios en Cristo Jesús. Adhirámonos al manantial de gracias y encontraremos la vida verdadera traspasando el mundo material, abandonemos el apego a todo lo que no es Dios y así treparemos hasta el infinito desde la nada hasta hacernos uno con aquel que colgó de un madero para transformar a la humanidad.

"Tú puedes contener a Aquél que te contiene a ti, y a todas las criaturas y poseer algo que es la más firme posesión con todas las demás posesiones de este mundo. Se engañan, pues, tantos reyes y reinas que, por mucho que suban hasta el cielo con su soberbia y toquen las nubes con su cabeza, al fin se verán reducidos como a una especie de estercolero".

Carta tercera de Santa Clara a la Hermana Inés

Que puedes encontrar fuera de la fuente de origen de todas las cosas, sino miseria, llanto, dolor y pesadumbre. Buscar la felicidad en esta tierra es egoísmo y en el egoísmo hacemos lo que queremos y deseamos; sin embargo para alcanzar la santidad debemos negarnos a nosotros mismo y seguir al Amor de los Amores, debemos renunciar a toda felicidad pasajera y como punto de llegada tener solo la eternidad.

La salida alegre causa muchas veces triste vuelta, y la alegre trasnochada hace triste mañana. Así, todo gozo carnal entra blandamente; mas al cabo, muerde y mata.

Tomas Kempis
Libro primero Capítulo 20

Toma nuestras miserias Amado, y transfórmanos totalmente en victimas vivas para poder ser corredentores en tu Sagrada Obra, haznos entender los misterios más ocultos de la cruz y así transformándonos en ostias vivas cambiemos a la humanidad titubeante de las cosas del espíritu. Que podamos todos los días observarnos y meditar sobre el camino que nos conduce a la cruz, reveamos constantemente nuestras acciones para ver si las nuestras se unen a las de Jesús. Leamos, pensemos, meditemos, lloremos, suframos, desgarrémonos, sintámonos morir, pero no pequemos.

"Siendo el esplendor de la gloria eterna, el brillo de la luz eterna y el espejo sin mancha, mira diariamente este espejo tú, oh reina y esposa de Jesucristo, y constantemente observa en El tu rostro, para revestirte totalmente por dentro y por fuera con variedad de adornos y rodearte de flores y vestidos de todas las virtudes, como corresponde a quien es hija y esposa castísima del Rey supremo".

Carta cuarta de Santa Clara a la Hermana Inés

jueves, 14 de febrero de 2008

Los ejemplos de los Santos



¿Acaso querés alcanzar el estado de santidad sin sufrir? ¿Crees que aquellos valientes soldados lo lograron sin derramamiento de sangre? ¿Imaginas que como en los libros, esos verdaderos guerreros llegaron a la santidad dando vuelta una simple página? No. Nuestro Dios antes de preparar a un hombre para llevarlo a la más alta contemplación primero lo "destruye", lo aniquila, lo hace desaparecer a sí mismo hasta que solo quede su creador y que éste sea su único objeto y razón de su existencia.
El que nunca había sufrido quiso sufrir, el que lo sabe todo tuvo que aprender, el que es ilimitado se limito, el que ni el universo mismo puede contenerlo se limito a un simple cuerpo humano. Ojalá tuviéramos la humildad de ese Dios Trinidad único, que siendo todo se hizo nada por pura iniciativa suya. Para ser Santo solo hay que quererlo, así de simple, pero sabiendo que la vida de uno va a cambiar radicalmente porque Dios necesita moldearnos, y solo en medio de las tormentas el hombre puede comprender sus limites y miserias, solo así somos capaces de conocernos y saber que nada somos sin su gracia ¿Crees que ya sufriste lo suficiente? Contemplemos lo que le aconteció a Job:


13 El día en que sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa del hermano mayor,
14 vino un mensajero donde Job y le dijo: «Tus bueyes estaban arando y las asnas pastando cerca de ellos;
15 de pronto irrumpieron los sabeos y se los llevaron, y a los criados los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
16 Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro que dijo: «Cayó del cielo el fuego de Dios, que quemó las ovejas y pastores hasta consumirlos. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
17 Aún estaba hablando éste, cuando llegó otro que dijo: «Los caldeos, divididos en tres cuadrillas, se lanzaron sobre los camellos, se los llevaron, y a los criados los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
18 Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro que dijo: «Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor.
19 De pronto sopló un fuerte viento del lado del desierto y sacudió las cuatro esquinas de la casa; y ésta se desplomó sobre los jóvenes, que perecieron. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
20 Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rapó la cabeza, y postrado en tierra,
21 dijo: «Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá retornaré. Yahveh dio, Yahveh quitó: ¡Sea bendito el nombre de Yahveh!»
22 En todo esto no pecó Job, ni profirió la menor insensatez contra Dios.

Job 1, 13 - 22


Y crees que terminó ahí, no. Perdió todos sus bienes, pero ese sufrimiento no bastaba aún, había que hacerlo sufrir más ¿Qué era lo mas apreciado que tenía, oh!!! Claro !!!!!! Sus hijos, eso es perfecto, y murieron todos. Y crees que terminó ahí, tampoco, hay que sufrir mas, nunca es demasiado para Dios y el texto continúa diciendo que finalmente tocó su salud:


El Satán salió de la presencia de Yahveh, e hirió a Job con una llaga maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza.
8 Job tomó una tejoleta para rascarse, y fue a sentarse entre la basura.
9 Entonces su mujer le dijo: «¿Todavía perseveras en tu entereza? ¡Maldice a Dios y muérete!»
Pero él le dijo: «Hablas como una estúpida cualquiera. Si aceptamos de Dios el bien, ¿no aceptaremos el mal?» En todo esto no pecó Job con sus labios.

Job 2, 7-10

Pero como no bastaba tampoco, su propia esposa comenzó a injuriarlo y aconsejarle que abandonara su Fe y a ese Dios que aparentemente no parecía ser muy redituable seguirlo, cuantas veces nuestros seres mas queridos son los primeros que nos traicionan:


Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba, el que mi pan comía, levanta contra mí su calcañar.

Salmo 41 (40), 9


Y crees que terminó ahí, nada mas lejos que eso, después de enterarse de lo sucedido, unos amigos suyo decidieron venir a condolerse del Pobre Job y el texto termina así:


13Luego se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande.
Job 2, 13

Claro !!!!! Quien no habría de condolerse después del estado en que quedó el Santo Job, ninguno se atrevió a abrir la boca por 7 días.






miércoles, 6 de febrero de 2008

Vivir escondidos con Cristo en Dios

Yo solo quiero,
lo que Dios quiera que yo quiera
San Miguel de los Santos

Como olvidar a aquel hombre mulato residente de Lima (Perú) que descendiendo más abajo que su propio ser, por motivos de puro amor, era susceptible de elevarse materialmente cuando Dios quería exaltarlo, o aquel fraile franciscano analfabeto que El Papa Pío XII lo llamó el Santo de los vuelos por romper con las leyes de gravedad por amor a su creador.
Cantar victoria sobre uno mismo seria un gran error, porque en materia espiritual aunque se hayan logrado grandes avances, pasado un tiempo, se podría volver a caer en los mismos errores y en eso coinciden todos los Santos. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. Mateo 23, 12 Cuando uno comienza a darse cuenta de lo limitado que somos, cuando entendemos por fin que no se puede confiar en nuestras fuerzas, cuando sabemos que en nosotros no hay nada bueno sino que todo es gracia de Dios, es posible que estemos yendo por buen camino, no hay otro camino sino el de la cruz y saber que cuando estamos débiles entonces somos fuertes nos abrirá las puertas hacia un sinfín de bendiciones donde el Espíritu Santos comenzará a manifestarse en toda su plenitud.
Se podría decir que un Santo vive más en el cielo que en la tierra, vive más con Dios que con los hombres, porque todos sus pensamientos están escondidos con Cristo en Dios, viven ese misterio tan intensamente que casi se olvidan que son hombres para asemejarse a los ángeles, como aquel Trinitario descalzo que estaba tan embebido de las cosas celestiales, y tan abstraído de lo sensible, que de si mismo se olvidaba, sustentándose con el alimento de los ángeles, que es la caridad. Esto procede del gran absorbimiento que los deja muy olvidados de sí y de todo lo que no es Dios. Por eso es muy común que se olviden de comer, beber y dormir, como acontecía muchas veces al Padre San Agustín Sagreda, de la Orden de la Santísima Trinidad también, que llegó a tan grande extremo, que era necesario que los Religiosos le avisaran cuando tenía que comer y beber, ir al coro o decir la misa porque casi siempre se olvidaba de todo lo anteriormente dicho. Lo mismo le ocurría a un Carmelita descalzo que después de permanecer mucho tiempo en una celda, al salir no acertaba a volver.
¿A caso no es locura para el mundo, como aquel pobrecillo de Asís que dejándolo todo por seguir mas de cerca de su Amado, amó tanto mas la pobreza que un millonario su fortuna? Como es posible que alguien opte por vivir en pobreza, cuando el mundo anhela hacer fortunas, como es posible que alguien anhele vivir en castidad, cuando la lujuria sigue haciendo estragos hasta el punto de destrozar matrimonios y satisfacer nuestros sentidos primarios igual que los animales, como si careciéramos de razón para entender que lo sublime ya no existe y que la farsa de vivir el instante mas delicioso solo acabaría destruyendo el estado puro de la gracia. ¿Será que los seres humanos nos estamos deshumanizando?, ¿será que estamos tan lejos de Dios que hasta lo matamos y ya no existe?, sin embargo, estos grandes Hombres nos recuerdan que Dios se sigue manifestando en sus amados siervos y que la Santidad es posible hoy. La transformación debe ser total no parcial, el cambio debe ser ya no mañana, porque Cristo sigue agonizando en la cruz hoy, porque acercarnos a Dios es encontrarnos con nosotros mismos, con nuestro centro mas olvidado que se irá fortaleciendo a medida que crezcamos en la gracia.
Este cambio no modificará nuestro ser, sino que le dará su forma definitiva porque Dios no puede cambiar lo que creó, es un cambio desde el interior que solo volverá a ser lo que debería haber sido y que por los errores cometidos nos fuimos desformando y deshumanizando tanto que lo que creemos que es nuestra naturaleza en realidad no es mas que un monstruo abominable que lo creamos y lo alimentamos nosotros mismos desde chico y que la sociedad con sus costumbres nos moldeo al punto de renunciar al camino de la gracia.