sábado, 20 de diciembre de 2008

Espiritualidad

Si algún terreno existe en el que es preciso considerar a los hombres, no como son, sino como deben ser, ese es precisamente el de la espiritualidad.

Cuando la vida no esta a la altura del pensamiento, el pensamiento desciende hasta el nivel de la vida, ha dicho alguien.

Cuando Dios vista un alma caen las escamas de sus ojos y un gran misterio se cumple en su interior: ¡ese hombre es otro! Es desde ahora manso y humilde de corazón; ya puede morir, pues ha conquistado la verdad.

Pero en cuanto peques mortalmente, pierdes la gracia santificante.

San Agustín decía: Dios que te creó sin que tú obraras, no te santificara sin tu cooperación.

Nada hay más práctico, más eficaz, mas al alcance de todos, para santificarse, que sobrenaturalizar así cada uno de nuestros actos, ofreciéndolos con nuestro Señor a Dios, para su gloria y para el bien de las almas.

Dios, en efecto, lo ve todo, lo ve todo, conserva todas las cosas en su existencia e inclina a cada criatura a los actos que le convienen.

No olvidemos una cosa: que Dios no se comunica de ordinario a la criatura sino en la medida de sus disposiciones. Cuando estas se hacen mas puras, las divinas personas se hacen también más íntimamente presentes y operantes. En tal caso Dios nos pertenece y nosotros a él, y deseamos ardientemente progresar en su amor.

Debería haber en nuestras comuniones como una marcha acelerada hacia Dios, que recuerda la aceleración de la gravitación de los cuerpos hacia el centro de la gravedad. Como la piedra cae tanto mas ligera cuanto se acerca mas a la tierra que la atrae, así deberían las almas apresurarse tanto más hacia Dios cuanto mas se acercan a él, que les debería atraer siempre.

Maria renunció a sus derechos de madre por la salvación de todos los hombres.

En el momento en que su hijo iba a morir crucificado, aparentemente vencido y abandonado, ella no ceso un solo instante de creer que el era el verbo hecho carne, el salvador del mundo que, tres días después, resucitaría como lo había predicho.






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